El cubismo es un movimiento artístico moderno que surgió alrededor de 1907 en París, Francia. Cuatro características importantes del cubismo son la aplicación de múltiples perspectivas, el uso de formas geométricas, una paleta de colores monocromática y un plano de imagen aplanado.
El novedoso manejo de la forma, el color y la perspectiva del cubismo supuso un cambio respecto a las convenciones existentes en la pintura modernista europea. El cubismo reimaginó el tratamiento de la forma al rechazar las tradiciones de la perspectiva, el modelado y el escorzo. El resultado de este método era una composición muy abstracta que representaba el tema desde todos los ángulos o con planos de imagen superpuestos.
Múltiples perspectivas
Los cubistas pretendían representar en sus cuadros toda la estructura de los objetos y las personas sin utilizar técnicas como la perspectiva o el sombreado graduado para darles un aspecto realista. Querían mostrar a sus sujetos tal y como eran realmente, en lugar de crear una ilusión de un objeto o persona.
El uso de la perspectiva lineal y la ilusión de profundidad favorecidos por el movimiento renacentista contrastaban con la bidimensionalidad que los cubistas se esforzaban por definir. Los artistas cubistas representaban sus temas desde múltiples perspectivas simultáneamente, trabajando para representar todos los ángulos del tema en la superficie plana de un lienzo y dentro de un único plano del cuadro.
La imagen de abajo muestra la obra de Juan Gris, Casas en París (Maisons à Paris), (1911) donde la estructura parece ser visible desde múltiples ángulos a la vez. El resultado es una casa que aparece distorsionada pero que sigue siendo reconocible como una casa.
Formas geométricas
Las imágenes de tipo cúbico, así como otras formas geométricas como conos, esferas y cilindros, aparecen a menudo en las primeras pinturas cubistas y, más adelante, en las esculturas cubistas. Los cubistas consideraban que podían representar la forma de un objeto con mayor precisión utilizando formas geométricas para representar sus distintos lados y ángulos. El uso de formas geométricas sustituyó a técnicas como la perspectiva y el sombreado, que también acentuaban la planitud bidimensional del lienzo.
La imagen de abajo representa el cuadro de Pablo Picasso titulado Muchacha con mandolina (1910), en el que varias formas geométricas se unen para sugerir la forma de una chica que toca una mandolina.
Paleta de colores monocromática
Los colores brillantes no se utilizaron normalmente en las pinturas cubistas hasta mucho más tarde en el movimiento. Los primeros pintores cubistas preferían los tonos grises, negros y ocres apagados a los colores vivos, como el verde o el rosa. Una combinación de colores simplificada hizo que se destacara más la estructura y la forma del tema.
La imagen de abajo representa el cuadro de Georges Braque titulado Naturaleza muerta (violín y candelabro) (1910), en el que se aprecian tonos marrones y grises. Los cubistas simplificaron su paleta de colores para poner mayor énfasis en la estructura del propio tema.
Plano de imagen aplanado
El plano del cuadro se conoce comúnmente como la superficie del lienzo. Sin embargo, antes del cubismo, la pintura ilusionista trataba el plano del cuadro como una ventana a una escena, en la que los temas se representaban y los pintores creaban la ilusión de realidad dentro de la obra. Los cubistas rechazaban la ilusión y creían que todos los elementos de un tema debían ser visibles en el plano del cuadro. Los cubistas también pensaban que era una representación más honesta de la realidad en comparación con sus predecesores más tradicionales o «académicos».
La imagen de abajo representa el cuadro de Pablo Picasso titulado Tazón de fruta, violín y botella (1914), que, a primera vista, muestra múltiples piezas de diferentes objetos que parecen casi irreconocibles. Si se observan con detenimiento, el cuenco de fruta, el violín y la botella parecen haber sido desmontados y luego vueltos a montar pieza a pieza, con cada ángulo representado en un plano bidimensional.
Características del cubismo analítico
El cubismo analítico, la primera fase del cubismo que duró de 1907 a 1912, se caracteriza principalmente por pinturas que representan un tema desde múltiples puntos de vista superpuestos dentro de un mismo plano pictórico. Las obras resultantes tenían un aspecto fragmentado, geométrico y abstracto. Las pinturas cubistas analíticas también eran en gran medida monocromáticas, con tonos terrosos.
El cubismo analítico se diferencia de movimientos artísticos anteriores, como el impresionismo, en el que la composición también se fragmenta hasta la abstracción. Sin embargo, los artistas impresionistas utilizaban colores vivos que enfatizaban los efectos de la luz en la naturaleza. El cubismo, en cambio, superponía múltiples ángulos y planos de imagen que hacían que el tema tuviera un aspecto muy poco realista o no representativo.
Características del cubismo sintético
Hacia 1912, surgió la segunda gran fase del cubismo: El cubismo sintético. Mientras que el cubismo analítico favorecía el análisis de las formas deconstruidas y las composiciones que representaban múltiples perspectivas en el mismo plano pictórico, muchos artistas que trabajaban en el estilo cubista sintético preferían aplanar por completo su temática, creando representaciones bidimensionales de objetos y personas.
Esta nueva manera de concebir la forma acabaría por influir en la obra de Pablo Picasso y Georges Braque más allá de las convenciones del cubismo. Muchos de los movimientos de bellas artes que siguieron adoptarían las numerosas nuevas técnicas manifestadas en las obras de arte del cubismo sintético.
La paleta de colores neutros y terrosos del cubismo analítico también evolucionó para incluir colores más atrevidos y formas sencillas, al tiempo que mantenía los planos superpuestos que ya eran fundamentales en las obras cubistas. El cambio hacia el color audaz y sin mezclas que se observa en el cubismo sintético se considera a menudo un precursor de las obras de arte sencillas pero vibrantes del movimiento del arte pop.
Los artistas cubistas sintéticos también formalizaron la técnica del papier collé, consistente en pegar trozos de papel sobre una superficie plana, como un lienzo, que ahora se conoce más comúnmente como collage. La técnica del papier collé permitía realizar composiciones aún más planas que en la fase del cubismo analítico.
El comentario político que fue importante para la última fase del cubismo también influyó en los movimientos artísticos que surgieron durante las dos guerras mundiales y la posguerra. Las formas facetadas y multidimensionales del cubismo influyeron directamente en muchos artistas del siglo XX y en movimientos artísticos modernos como el dadaísmo, el surrealismo, el futurismo, el suprematismo, el constructivismo y De Stijl.