Gino Severini pintó Mar = Bailarina en óleo sobre lienzo, en 1914. Este cuadro forma parte de la Colección Peggy Guggenheim de Venecia.
¿Qué se representa en el Mar = Bailarina?
La solución visual de esta composición corresponde a la idea de analogías plásticas desarrollada por Severini. La sensación de espacio se basa en la determinación óptica, que es fluida. Así, la figura humana se hace inseparable de la realidad y se contempla como una sensación total de movimiento. Severini realza aún más el carácter palpitante del cuadro disponiendo casi en mosaico pequeños campos de colores complementarios.
El mar = Bailarina – Análisis
Gino Severini desempeñó un papel importante en el movimiento futurista. Residente en París desde 1906, este pintor se convertirá en la primera conexión entre cubistas y futuristas. Severini participó en la organización de la primera exposición futurista fuera de Italia, en la Galería Bernheim-Jeune de París, en 1912. De crucial importancia para la formulación de la estética futurista fue la familiaridad con el enfoque cubista de la pintura. Las innovaciones cubistas se reflejaron en la geometrización, la fragmentación y la perspectiva móvil, y las tres determinaron en gran medida el desarrollo de la pintura futurista.
Geometrización
La geometrización es uno de los elementos clave de la pintura cubista y futurista. Al apartarse de los principios tradicionales de la pintura mimética, el cubismo generó un nuevo lenguaje del que la geometrización era una parte significativa. La geometrización consigue el efecto de planitud, auténtica bidimensionalidad propia del medio pictórico. Para definir este método, los cubistas se guiaron por las ideas de Paul Cezanne sobre la posibilidad de reducir todas las escenas de la naturaleza a cuerpos geométricos. Los futuristas asumieron por completo esta fórmula pictórica, haciendo hincapié en la geometrización como componente que une el lenguaje de la técnica y el lenguaje del arte visual. La geometrización se desarrolló en la pintura futurista no a través del prisma de la génesis del lenguaje artístico hacia la auténtica bidimensionalidad, como es el caso del cubismo, sino a través del prisma visual de la modernización, la industrialización y la revolución tecnológica a la que pretendía apuntar.
El futurismo adoptó también los principios cubistas de fragmentación de la escena. Como continuación de las ideas de Cézanne sobre las nuevas capacidades visuales aportadas por la perspectiva inversa, los cubistas dividieron la escena en varios ángulos desde los que se puede contemplar. La fragmentación se ha convertido en una herramienta fundamental para deconstruir los marcos de perspectiva tradicionales. Este procedimiento fue desarrollado por los futuristas, especialmente en el ámbito de la representación del dinamismo de los espacios urbanos, así como de la velocidad de los coches o de las personas en movimiento, como es el caso de Sea = Dancer.
Divisionismo
El divisionismo es un enfoque científico de la pintura basado en los logros de la óptica moderna del siglo XIX. Estos logros están relacionados con las cualidades únicas de los colores primarios y su relación mutua en la imagen sin mezcla previa de pigmentos. Esta teoría sirvió de base para numerosos métodos pictóricos que surgieron durante y después del postimpresionismo. Los científicos cuyos descubrimientos son fundamentales para la técnica divisionista son Michel Eugène Chevreul, James Clerk Maxwell, Ogden Rood y Charles Blanc.
Los procesos por los que pasan los ojos del observador al mirar una imagen son el centro de la teoría divisionista. Los científicos y pintores posteriores insistieron en que los colores complementarios dispuestos adecuadamente en la composición pintada podían transmitir al observador las cualidades de colores y matices que no existen individualmente en el lienzo. Así, el proceso de mezcla de colores y matices de tonos tendría lugar en realidad en el ojo del espectador, mientras que el propio lienzo sería la base de la mezcla óptica
Gino Severini junto con Umberto Boccioni y un par de pintores más escribieron en el Manifiesto técnico de la pintura futurista :
Tus ojos, acostumbrados a la penumbra, pronto se abrirán a visiones más radiantes de luz. Las sombras que pintaremos serán más luminosas que los reflejos de nuestros predecesores, y nuestros cuadros, junto a los de los museos, brillarán como la cegadora luz del día en comparación con la noche más profunda.
Concluimos que la pintura no puede existir hoy sin Divisionismo. No se trata de un proceso que pueda aprenderse y aplicarse a voluntad. El divisionismo, para el pintor moderno, debe ser una complementariedad innata que declaramos esencial y necesaria.
En el Mar = Bailarín, la técnica divisionista tenía una importancia predominante para lograr el efecto de movimiento omnipresente. La relación entre colores cálidos y fríos, así como la vivacidad lograda por la yuxtaposición de diferentes tonos dentro del mismo campo cromático, contribuyeron al marcado dinamismo de la composición.
A diferencia de otros futuristas que solían tratar motivos del ámbito de la industria y el tráfico, Severni desarrolló el fenómeno del dinamismo del movimiento a través de la figura humana. Tratando un tema muy popular de principios de la Edad Moderna, el de la bailarina parisina, Severini le insufló un elemento cientificista específicamente futurista. Severini en Sea = Dancer a través de la estructura altamente geometrizada genera su auténtico lenguaje abstracto y se refiere a la idea de una sensación omnipresente de movimiento que estaba desarrollando.
Ese concepto se refería a la representación de la experiencia del movimiento mediante la fusión de todas las formas en movimiento de una escena determinada. En el cuadro Mar = Bailarina, el movimiento del cuerpo de la bailarina, luego el movimiento de su traje y, por último, el movimiento de las olas se representan por medios geométricos. Las tres capas de movimiento se sintetizan en una compleja experiencia de dinamismo. Al realizar este cuadro, Severini también pintó el marco. Esto es lo que hacían a menudo los futuristas, que, al abandonar el campo tradicional de la pintura, hacían hincapié además en la experiencia del movimiento como eje principal.
Obras de arte relacionadas
Un concepto similar aplicó Severini en el cuadro Bailarina = Hélice = Mar, de 1915.